Cuenta una leyenda que hace mucho tiempo, existía un ave única en su especie y de singular belleza, la cual adornaba su plumaje con los tonos rojo escarlata y naranja del atardecer, le llamaban Fénix.
El Fénix era de temperamento dócil y afable, poseía un ingenio perspicaz, gozaba de cierta fama y respeto en el reino animal; se había convertido en un muy buen amigo de todos, cosa que le hacía muy feliz debido a su naturaleza por demás humilde y generosa.
Todos los días el Fénix acostumbraba volar en solitario y admirar lo hermoso de los paisajes, al hacerlo sentía el aire fresco cosquillear sus rojizas plumas. Volaba muy alto, apreciando todo el paisaje en su conjunto: las montañas, el valle y las pequeñas aguas vivas...a lo lejos podía verse el espejo del cielo reflejando la belleza azul.
Cierta vez el Fénix despertó muy de mañana con una idea rondándole en la cabeza: quería saber que había más allá del espejo azul; siempre había sentido curiosidad y se preguntaba, si a lo lejos ese reflejo terminaría y daría paso a otras tierras, otros seres, otros cielos…El Fénix aun cuando sabía que allí en ese lugar tenía calor de hogar y que muchos le querían, deseaba viajar…dentro, palpitante y presuroso, su corazón le gritaba en silencio que quizás así lograría conseguir lo que tanto anhelaba.
Así que resuelto, echó a volar, dando primero su acostumbrado recorrido por todo el valle, y luego sobrevolando al ras del mar decidió descubrir que mundos ocultos existían tras el inmenso reflejo de aquel infinito cielo azul…
Llevando muchas horas de vuelo, se encontraba exhausto y sediento, su pensamientos llenos de dudas le atribulaban: -“¿Si ha sido una decisión presurosa?, ¿Si no hay nada mas luego del agua viva azul?, ¿Que será de mi?...-y sin embargo, tengo esta inexplicable urgencia de llegar a ese sitio que desconozco… esa sensación de encontrarme con la razón de mi ser”
Voló largamente sin ver ningún atisbo verdi-marrón, o al menos su visión no se lo permitió ya que por momentos se le hacía borrosa. Fue entonces cuando sintió que las fuerzas abandonaban su delgado cuerpo y cerrando los ojos se dejo caer en suave planeo, de momento ya no sintió mas cansancio ni desasosiego y hasta le pareció agradable el contacto de sus plumas con el agua al hundirse lentamente en el mar…
El ave entre abrió los ojos, ¿donde se hallaba?, veía poco mas que lo que el brillante sol le permitía…mucha arena y detrás de el, aun el mar…trato de incorporarse, pero fue imposible, pensó: -¡ya he llegado aquí, ahora no puedo desistir!, pero su cuerpo cansino una vez mas le hundió de nuevo en un sueño muy pesado…
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Relato que nos acerca a los sueños, a los anhelos, a ver y sentir más...
ResponderEliminarY nos deja con la boca hecha agua, con las alas pesadas y los nervios a flor de piel al ver que Fénix se hunde en los brazos de morfeo...
¿Nos tendrás una semana sin saber la continuación? ¿serás capaz?
...
Besos.
Hola
ResponderEliminarNoche Hermosa, qué mejor forma de cansarse que viviendo un hermoso sueño?
Esperamos lo que sigue, verdad?
Mientras recibe tu mi más cariñoso saludo.
Diana
hola mi nochecita, me encanta el ave fenix, porque a veces me he sentido renacer de las cenizas.
ResponderEliminarlindo relato. me llevo el premio de
caminamos juntas.
queria decirte amiga que voy a colocar la franela para que la lleves. oye no se si es mi cumputadora pero tu música salta. lástima no la pude apreciar.
ResponderEliminarun. beso.
Habrá que seguir ese sueño hasta ver que pasa más allá.
ResponderEliminarBesicos guapa.
es precioso soñar y sobre todo muy necesario
ResponderEliminarbesitossss
Y eso, que veamos de qué va el asunto hasta el final y comentemos después...
ResponderEliminarHola Noche. Que bonito yo me imaginaba leyendote y cogida a las plumas rojas volaba , pero como todo vuelo de ensueño se acaba, pobre fenix... pobres nosotras.
ResponderEliminarUn beso
Me ha gustado mucho este post....muaaaaaaaaks!!
ResponderEliminar¡Por qué sera tan complejo el camino hacia el conocimiento de uno mísmo! Que cosas le esperaran al fenix?
ResponderEliminarSigue tu relato Noche bella,haznos soñar contigo y si hay que despertar al ave para llevarnos a eses mundos nuevos por descubrir no dudes en avisar,besos.A.Dulac
ResponderEliminarMe encantó tu leyenda. Ojalá yo fuera un Ave Fénix y pudiera renacer de mis cenizas. Falta me hace. Un beso muy grande. Cuídate.
ResponderEliminarHola Noche Hermosa!
ResponderEliminarPara cuándo la segunda parte?
Un besote desde Coruña.
Diana
Bueno, bueno, bueno.
ResponderEliminarYa estaba yo ahí, haciendo fuerta con las alas para no caer mientras leía.
Menudo josconcio se debió dar...
Un besazo enorme. Me encantó
Tal vez sea algo innato que llevamos dentro. Tal y como relatas, el afán de resurgir es una de las raíces más profundas que llevamos dentro.
ResponderEliminarUn abrazo