
Ir a: El Fenix (Parte I)
La muchacha corría por la playa, como siempre lo hacía a esas horas de la tarde, le gustaba tanto sentir la brisa marina mientras que el caliente sol tostaba su piel…no fue difícil para ella, encontrar al Fénix a orillas del mar, le pareció una especie muy curiosa, nunca había visto una igual…la chica quien tenia un gran corazón no pudo permitirse dejar a la escuálida ave tirada en la arena, así que la llevo consigo a casa, procuraría darle cuidados para tratar de salvarle...
Adria(1) era una joven hermosa, de cabellos largos color castaño, le acompañaba un rostro estilizado que se dejaba adornar por dos grandes ojos azules, Adria tenía la edad en la que el alma ansia la presencia del primer amor, soñaba en silencio y esperaba, sobre todo, esperaba con inquieta paciencia la llegada de lo que ella había denominando secretamente su “razón de ser”…esa tarde precisamente había corrido a la playa, su refugio, luego de una cruenta discusión con su padre.
El padre de Adria tenía planificado el futuro de su hija: llevar a cabo las nupcias con el hijo mayor de una de las familias más importantes de la comarca. Esto significaba para él la realización esperada, pensaba que su hija por ser tan joven e ingenua no podría saber que le convenía y que no, quería lo mejor para ella y por supuesto para la familia, había pasado mucho tiempo ya, desde que su esposa falleciera dejándolos a el y a su pequeña niña ojos de mar, y estaba totalmente convencido de que esa era la mejor decisión para garantizarle un buen futuro a su hija.
Adria y su padre siempre fueron muy unidos, pero últimamente y con la infortunada decisión que su progenitor había tomado por ella, su relación se encontraba bastante fracturada. No entendía porque su padre adorado le obligaría a estar con alguien que si apenas conocía, ¡era imposible, inconcebible!...llevaba noches llorando a escondidas, y días fingiendo una tensa tranquilidad, hasta esa tarde: papá le había informado que el casamiento se daría a efecto en una semana… ¡una semana!...no pudo contenerse mas y se dio a fuerza la acalorada discusión, Adria no soportaba la idea de encadenarse a un ser extraño, ajeno a sus sueños e ilusiones…
Al llegar a casa con el ave en brazos pensó en encontrarse de vuelta al padre, pero no fue así…colocó en el mesón de la cocina al Fenix, y busco entre los gabinetes toallas y sabanas limpias, con mucho cuidado limpio su plumaje y luego lo envolvió tiernamente…
Adria permaneció por largo tiempo contemplando al ave, ciertamente ahora detallaba en lo particular de ésta: su plumaje aunque marchito dejaba entrever brillantes colores rojos y naranjas, sus largas alas combinaban armoniosamente con su gran cola, tenía fuerte pico y garras, su tamaño era como el de un Águila, no era un ave común…¿Qué hacía este pájaro moribundo a orillas del mar?..
Entonces la Joven comenzó a soñar, despierta, como siempre lo hacía…se imaginaba que esa ave venía de muy lejos…pensaba las razones por las cuales había decidido emprender su vuelo, ¿se habría perdido? O quizá se sentía sola...quizá no era feliz donde estaba y salió en búsqueda de su destino, decidida a encontrar “su razón de ser”, tal y como ella deseaba que ocurriese cada vez que iba a la playa…pero, esta vez… ¡esta vez ocurrió algo distinto!, ¡encontró a esa ave y la había traído consigo a casa!…Adria sonrío y dijo en voz baja: -descansa mi querido amigo, ya conseguimos nuestra razón de ser- ...
(1) Nacida en la Ciudad del Mar
Adria(1) era una joven hermosa, de cabellos largos color castaño, le acompañaba un rostro estilizado que se dejaba adornar por dos grandes ojos azules, Adria tenía la edad en la que el alma ansia la presencia del primer amor, soñaba en silencio y esperaba, sobre todo, esperaba con inquieta paciencia la llegada de lo que ella había denominando secretamente su “razón de ser”…esa tarde precisamente había corrido a la playa, su refugio, luego de una cruenta discusión con su padre.
El padre de Adria tenía planificado el futuro de su hija: llevar a cabo las nupcias con el hijo mayor de una de las familias más importantes de la comarca. Esto significaba para él la realización esperada, pensaba que su hija por ser tan joven e ingenua no podría saber que le convenía y que no, quería lo mejor para ella y por supuesto para la familia, había pasado mucho tiempo ya, desde que su esposa falleciera dejándolos a el y a su pequeña niña ojos de mar, y estaba totalmente convencido de que esa era la mejor decisión para garantizarle un buen futuro a su hija.
Adria y su padre siempre fueron muy unidos, pero últimamente y con la infortunada decisión que su progenitor había tomado por ella, su relación se encontraba bastante fracturada. No entendía porque su padre adorado le obligaría a estar con alguien que si apenas conocía, ¡era imposible, inconcebible!...llevaba noches llorando a escondidas, y días fingiendo una tensa tranquilidad, hasta esa tarde: papá le había informado que el casamiento se daría a efecto en una semana… ¡una semana!...no pudo contenerse mas y se dio a fuerza la acalorada discusión, Adria no soportaba la idea de encadenarse a un ser extraño, ajeno a sus sueños e ilusiones…
Al llegar a casa con el ave en brazos pensó en encontrarse de vuelta al padre, pero no fue así…colocó en el mesón de la cocina al Fenix, y busco entre los gabinetes toallas y sabanas limpias, con mucho cuidado limpio su plumaje y luego lo envolvió tiernamente…
Adria permaneció por largo tiempo contemplando al ave, ciertamente ahora detallaba en lo particular de ésta: su plumaje aunque marchito dejaba entrever brillantes colores rojos y naranjas, sus largas alas combinaban armoniosamente con su gran cola, tenía fuerte pico y garras, su tamaño era como el de un Águila, no era un ave común…¿Qué hacía este pájaro moribundo a orillas del mar?..
Entonces la Joven comenzó a soñar, despierta, como siempre lo hacía…se imaginaba que esa ave venía de muy lejos…pensaba las razones por las cuales había decidido emprender su vuelo, ¿se habría perdido? O quizá se sentía sola...quizá no era feliz donde estaba y salió en búsqueda de su destino, decidida a encontrar “su razón de ser”, tal y como ella deseaba que ocurriese cada vez que iba a la playa…pero, esta vez… ¡esta vez ocurrió algo distinto!, ¡encontró a esa ave y la había traído consigo a casa!…Adria sonrío y dijo en voz baja: -descansa mi querido amigo, ya conseguimos nuestra razón de ser- ...
(1) Nacida en la Ciudad del Mar
O de los encuentros inesperados...
ResponderEliminarHay cosas que no ocurren porque sí. Algo las pone en nuestro camino. Tal vez Adria necesitaba a ese ave.
ResponderEliminarUn abrazo
En alguna ocasión todos necesitamos encotrar ese ave (la ilusión),y ,llevarla a casa .Bella y sugerente música,un abrazo.A.Dulac
ResponderEliminarHola a todos!.. estos días estan un poco llenos de melancolías, recuerdos, soledades, desrecuentros..tipo de cosas que ponen a cualquiera de cabeza..por eso les agradezco sus visitas y al mismo tiempo me dispenso por estar un poquito "ausente"...mas, lo que me queda de estos momentos es lo que humildemente utilizo para expresar con letras un pequeño porcentaje de mi mundo interior.
ResponderEliminarGracias y mas. Los aprecio aunque sean una precencia real en lo virtual.
Hola, nochecita, tienes muchos premios, pero me gustaría regalarte yo alguno, no es gran cosa pero bueno... puedes pasar a recogerlo cuando gustes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un encuentro fascinante,pero triste...
ResponderEliminarAdria encuentra al fénix moribundo para cuidarlo amorosamente, quizá en vano intento de ser cuidada de la misma manera...o al menos anhelar que lo hagan...
En ocasiones la vida nos abofetea de forma cruel, como a la protagonista,pero existe siempre la esperanza,la ilusión de renacer cual ave fénix...
Besos y muchos ánimos,querida Noche, que te veo algo triste y apagada...
Ha tenido suerte la niña en encontrar a su ave, sgura que cuando resurja la llevará muy lejos y muy alto, para que no la alcancen las ideas preconcebidas
ResponderEliminarUn abrazo
Sos hermosa noche, en cada palabra escrita puede verse tu alma, es como un gran abrazo a la vista, eso! dan ganas de abrazarte...
ResponderEliminarUn beso grande preciosa, no dejes de brillar nunca!
hola mi nochecita, todos en estas vacaciones terrenales, somos ese ave fenix, morimos y renacemos en cada experiencia que vivimos, en cada tristeza y alegría, en cada derrota y triunfo, amor o desamor...pero eso es vivir,caerse y levantarse. besitos amiga.
ResponderEliminarDespués de la tempestad, viene la calma, de la lluvia, escampa, de la oscuridad, la claridad, de la noche el día. Así que amiga tu siempre renaces, cada vez que inhalas o exhalas.
ResponderEliminaralgunos detalles me recuerdan a pulgarcita de andersen, un cuento precioso, tanto como este, un mensaje de libertad y de esperanza
ResponderEliminarentro pues en tu noche a acompañarte
s
Esperemos pues el desenlace que nos tienes oculto.
ResponderEliminarBesicos niña.a
Segun Buda, el hombre siempre pretende encontrar las respuestas afuera, cuando todo "realmente se encuentra en nuestro interior", sin embargo ¿como evitarlo? necesitamos mirar a nuestro al rededor para hallar similitudes a nuestra escencia, veremos que nos traera el fenix pues... ;) un saludo.
ResponderEliminardestino?
ResponderEliminarHola mi nochecita, pasa por mi casa a recoger la tarea, que te deje. Un abrazo arruchadito mi corazón. Sol y Luna.
ResponderEliminarEs hermosa esta noche,
ResponderEliminarcuando yo sola leo,
lo que la noche ha escrito,
y en lo unico que creo.
Un verso para la gran escritora
Hola Anonimo...gracias por dejar unos minutos de tu tiempo y tu musa en este pedacito de noche...me contenta que aun en el tiempo mis escritos sean leídos y apreciados. Muchas muchas gracias.
ResponderEliminarSaludos nocturnos.