Como todas las noches de la ultima semana, llego a casa y veo con impaciencia el montón de catres apilados en el cuarto principal; rezongo para mis adentros pero digo para mis afueras que debo comenzar a empacar; no es tanta la pereza, sino la carga emocional que implica… cierro los ojos, respiro profundo y pongo la cara 457: la de que no pasa nada conmigo y esto es sólo una pequeña actuación para mi gran espectadora: la soledad.
Aunque con mucho por hacer no puedo resistirme a la tentación de quedarme suspendida al recuerdo que sugiere más de una nota en papel, un libro con dedicatoria o algún souvenir adquirido en un corto viaje de vacaciones.
Me topo con un álbum de fotos y me veo allí, teniendo siempre el poder mágico de rehacerme y convertirme en alguien distinta cada vez, recordé que ahora entonces no me he fotografiado y que sería propio en virtud de mi nuevo cambio camaleónico, que cada vez deja sin palabras a mi abuela: “…hija, un día de estos te vas a cambiar el nombre…”, entonces le dije de buena gana, que ella como siempre tan acertada había adivinado que ya estaba planeando cambiarme el apellido, a lo que ella respondió un “Ave maría Purísima” (jejeje). Cerré el álbum y lo metí en una caja, me dije: “esto hay que guardarlo para la posteridad”.
Tirado por allí estaba uno de mis dibujos, me quede quieta por unos minutos pero no lo miraba, estaba ausente pensando y sintiendo…dentro algo dijo: Esto es lo mejor…será como una despedida al recuerdo amargo de un inicio frustrado, un recuerdo invisible de aquella puñalada al alma que aun no sana, pero a la que hay que ponerle una curita…
Volví a observar la anarquía de cajas libros, papeles, y objetos por embalar, volví (si otra vez) a respirar profundo y puse la cara 456: drama ante tanto desorden. Me dije: “bien noche, hoy no es tu día: piensa menos y haz mas….repuse: mejor lo dejamos hasta mañana”.
Aunque con mucho por hacer no puedo resistirme a la tentación de quedarme suspendida al recuerdo que sugiere más de una nota en papel, un libro con dedicatoria o algún souvenir adquirido en un corto viaje de vacaciones.
Me topo con un álbum de fotos y me veo allí, teniendo siempre el poder mágico de rehacerme y convertirme en alguien distinta cada vez, recordé que ahora entonces no me he fotografiado y que sería propio en virtud de mi nuevo cambio camaleónico, que cada vez deja sin palabras a mi abuela: “…hija, un día de estos te vas a cambiar el nombre…”, entonces le dije de buena gana, que ella como siempre tan acertada había adivinado que ya estaba planeando cambiarme el apellido, a lo que ella respondió un “Ave maría Purísima” (jejeje). Cerré el álbum y lo metí en una caja, me dije: “esto hay que guardarlo para la posteridad”.
Tirado por allí estaba uno de mis dibujos, me quede quieta por unos minutos pero no lo miraba, estaba ausente pensando y sintiendo…dentro algo dijo: Esto es lo mejor…será como una despedida al recuerdo amargo de un inicio frustrado, un recuerdo invisible de aquella puñalada al alma que aun no sana, pero a la que hay que ponerle una curita…
Volví a observar la anarquía de cajas libros, papeles, y objetos por embalar, volví (si otra vez) a respirar profundo y puse la cara 456: drama ante tanto desorden. Me dije: “bien noche, hoy no es tu día: piensa menos y haz mas….repuse: mejor lo dejamos hasta mañana”.
Hola, llegué aqui por tu Facebook y creo que es uno de los mejores blogs que he conseguido.. Te felicito pq escribes con el corazón, y eso sinónimo de que escribes bien..
ResponderEliminarDe ahora en adelante tienes un nuevo lector ;-)
Saludos...
Pd: cuando quieras te das un paseo por mi blog...
Hola Noche soy A.Dulac,he estado curioseando tu sitio hasta lugares recónditos que no había llegado pero como me he hecho "RASTREADORA DEL BUEN CAMINO",je,je,je,...pues voy a continuar,ahh! que esto, tabién me gusta,bicos.A.D
ResponderEliminar